domingo, 1 de junio de 2014

La Gran Cena

En el libro de Apocalipsis tenemos las palabras de un ángel a Juan:

"Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Éstas son palabras verdaderas de Dios."

                                                                                                                               [Apocalipsis 19:9]

De este mensaje que recibió el Apóstol Juan aprendemos que vendrá un día cuando se realizará una cena de bodas a la cual algunos han de tener el privilegio de ser llamados. ¿No debiésemos entonces investigar un poco más sobre esta cena? Las escrituras nos entregan un poco más de información al respecto, comencemos por el relato que hizo Jesús en forma de parábola:

"Entonces Jesús le dijo: Un hombre hizo una gran cena y convidó a muchos.

Y a la hora de la cena envió a su siervo a decir a los convidados: Venid, que ya está todo preparado.

Pero todos a una comenzaron a excusarse. El primero le dijo: He comprado una hacienda y necesito ir a verla; te ruego que me disculpes.

Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlos; te ruego que me disculpes.

Y el otro dijo: Acabo de casarme y, por tanto, no puedo ir.

Y volvió el siervo e hizo saber estas cosas a su señor. Entonces, enojado el padre de familia, dijo a su siervo: Ve pronto por las plazas y por las calles de la ciudad, y trae acá a los pobres, a los mancos, y a los cojos y a los ciegos.

Y dijo el siervo: Señor, se ha hecho como mandaste y aún hay lugar.

Y dijo el señor al siervo: Ve por los caminos y por los vallados, y oblígalos a entrar para que se llene mi casa.

Pues os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados gustará mi cena."

                                                                                                                                    [Lucas 14:16-24]

Vemos que había un gran banquete preparado y que el señor envió a su siervo a buscar a los primeros invitados, pero que todos ellos comenzaron a dar excusas para no asistir, los motivos eran la obtención de diferentes beneficios personales.

Al ver que los primeros invitados rechazaron su invitación el señor envió nuevamente su siervo, esta vez lo envió a buscar a aquellos que eran desvalidos: los pobres, mancos, cojos y ciegos. Se ve que ellos aceptaron este llamado, pero que no eran suficientes para completar todos los lugares en la cena, así que el señor envió aún por tercera vez a su siervo, esta vez para ir por los caminos y vallados en busca de los que encontrará por allí.

Finalmente el señor manda que ninguno de los que rechazaron su cena pudiese finalmente degustarla.

"La explicación de la parábola se dejó a los eruditos, a quienes fue dirigida. Ciertamente algunos de ellos podrían percibir su significado, en parte por lo menos. Israel, el pueblo del convenio, representaba a los huéspedes especialmente convidados. La invitación les había sido extendida con mucha anticipación, y mediante su propia afirmación de ser el pueblo del Señor convinieron en asistir a la fiesta. Al llegar el día señalado, estando todo dispuesto, fueron invitados personalmente por el Mensajero enviado del Padre, Mensajero que entonces se hallaba en medio de ellos. Sin embargo, el afán de las riquezas, la atracción de las cosas materiales y los placeres de la vida social y doméstica los habían cegado; y pedían que se les dispensara, o irreverentemente declaraban que no podían o no querían ir. La gozosa invitación entonces había de ser llevada a los gentiles, considerados como los espiritualmente pobres, cojos, mancos y ciegos. Y posteriormente, aun los paganos allende los muros, los extraños en las puertas de la santa ciudad, serían invitados a la cena. Sorprendidos por la inesperada solicitud, éstos vacilarían hasta que tras una persuasión cariñosa y eficaz convencimiento de que realmente estaban incluidos entre los huéspedes invitados, se sentirían constreñidos o compelidos a concurrir. La posibilidad de que más tarde llegaran algunos de los descorteses después  de atender a sus asuntos personales de mayor premura, queda indicada en las palabras concluyentes del Señor: 'Porque os digo que ninguno de aquellos hombres que fueron convidados, gustará de mi cena'"

                                                                                                        [Talmage, Jesús el Cristo, pág. 477]

El profeta Isaías también se refirió a una gran cena que se realizaría sobre el monte Sión:

"Y Jehová de los ejércitos preparará en este monte a todos los pueblos un banquete de manjares suculentos, banquete de vinos añejos, de gruesos tuétanos, de vinos refinados."

                                                                                                                                    [Isaías 25:6]

En particular llama mi atención el resumen del capítulo 25 de Isaías que se refiere a este versículo así: "Jehová preparará un banquete de manjares suculentos del Evangelio en el monte Sión"

Vemos que Isaías nos da un vistazo sobre el contenido de este sabroso banquete, lo describe como los mejores sabores tanto de comida y de bebida.

En el libro de Mateo, tenemos un relato que se llama "la parábola de la fiesta de bodas del hijo del rey", veamos que más podemos descubrir:

"Y respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:

El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo una fiesta de bodas a su hijo;

y envió a sus siervos para que llamasen a los invitados a las bodas, pero no quisieron venir.

Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los invitados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y mis animales engordados he hecho matar, y todo está dispuesto; venid a las bodas.

Pero ellos no hicieron caso y se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;

y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.

Y el rey, al oír esto, se enojó; y enviando sus ejércitos, mató a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad.

Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; pero los invitados no eran dignos.

Id, pues, a las salidas de los caminos y llamad a las bodas a cuantos halléis.

Y salieron los siervos por los caminos y reunieron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas estuvieron llenas de convidados.

Y entró el rey para ver a los convidados y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda,

y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.

Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y de manos, y tomadle y echadle a las tinieblas de afuera; allí será el llanto y el crujir de dientes.

Porque muchos son los llamados, pero pocos los escogidos."

                                                                                                                                 [Mateo 22:1-14]

El elder McConkie enseñó:

"Dios mismo es el rey de la parábola; Jesucristo, su hijo y heredero, es el hijo del rey; y los primeros invitados a 'la boda del Cordero' son las huestes elegidas de Israel a quienes el evangelio había sido ofrecido en épocas anteriores. 'El resto' que rechazó la invitación con violencia y asesinato, eran los descendientes judíos de Israel; y fue su ciudad, Jerusalén, la que fue violentamente destruida"

Además el profeta José Smith enseñó:

"No se disputará que este hijo era el Mesías, porque era el reino de los cielos lo que estaba representado en la parábola"

Nos debemos preguntar ¿Quién finalmente participará de esta gran cena?

José Smith enseñó al respecto:

"los santos, o aquellos que son fieles al Señor, son los que serán considerados dignos de heredar un lugar en la cena de bodas, queda evidente en las palabras de Juan en Apocalipsis, cuando dice que la voz que él oyó en los cielos era 'como la voz de una gran multitud' o 'como la voz de grandes truenos, que decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina! Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos' [Apocalipsis 19:6-8].

Es evidente que aquellos que guardan los mandamientos del Señor y siguen sus estatutos hasta el fin serán los únicos a quienes se les permitirá sentarse en este glorioso banquete"

En palabras del presidente Wilford Woodruff:

"¿Quién va a estar preparado para la venida del Mesías? Los que gocen del Espíritu Santo y vivan con la inspiración del Todopoderoso, los que obedezcan a Jesucristo y den fruto para el honor y la gloria de Dios. Y nadie más."

El presidente Harold B. Lee lo expresó de este modo:

"Jesús lloró al ver el mundo que le rodeaba en su época, el cual parecía haber enloquecido y se burlaba de continuo de su súplica de que le siguiesen por "el sendero estrecho y angosto", tan visiblemente delineado en el eterno plan de salvación de Dios.

Ah, si oyésemos otra vez en el día de hoy su súplica cuando antaño clamó: "¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta a sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste!" (Mateo 23:37).

Ah, si el mundo viese en otra parábola a Juan el Revelador la sagrada figura del Maestro llamándonos hoy de la misma forma en que llamó a los de Jerusalén:

Dijo el Maestro: "He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo."

"Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono" (Apocalipsis 3:20-21)."

Jesucristo declaró:

"Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre."

                                                                                                                                     [Mateo 26:29]

El Señor también enseño esto mismo en una revelación moderna con mucho más detalle:

"He aquí, así me parece sabio; por tanto, no os maravilléis, porque la hora viene cuando beberé del fruto de la vid con vosotros en la tierra; y con Moroni, a quien he enviado para revelaros el Libro de Mormón, que contiene la plenitud de mi evangelio eterno, y a quien he encomendado las llaves de los anales del palo de Efraín;

 y también con Elías, a quien he encomendado las llaves de llevar a cabo la restauración de todas las cosas concernientes a los últimos días, que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo;

y también con Juan, hijo de Zacarías, a quien él (Elías) visitó y prometió que tendría un hijo cuyo nombre sería Juan, y que éste sería lleno del espíritu de Elías;

y os he enviado a este Juan a vosotros, mis siervos José Smith, hijo, y Oliver Cowdery, para ordenaros al primer sacerdocio que habéis recibido, a fin de que fueseis llamados y ordenados como Aarón;

y también con Elías el profeta, al que he encomendado las llaves del poder de volver el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres, para que toda la tierra no sea herida con una maldición;

y también con José, y con Jacob, Isaac y Abraham, vuestros padres, por quienes permanecen las promesas;

y también con Miguel, o sea, Adán, el padre de todos, el príncipe de todos, el anciano de días;

y también con Pedro, Santiago y Juan, a quienes os he enviado a vosotros, por medio de los cuales os he ordenado y confirmado para ser apóstoles y testigos especiales de mi nombre, y para poseer las llaves de vuestro ministerio y de las mismas cosas que les revelé a ellos;

a quienes he encomendado las llaves de mi reino y una dispensación del evangelio para los últimos tiempos; y para el cumplimiento de los tiempos, en la cual juntaré en una todas las cosas, tanto las que están en el cielo, como las que están en la tierra;

y también con todos aquellos que mi Padre me ha dado de entre el mundo."

                                                                                                                                     [DyC 27: 5-14]

3 comentarios:

  1. Que bello es tener este tipo de explicaciones de las escrituras ya que hay muchas cosas que uno no profundiza por ende no comprende toda la intención de las palabras, en especial cuando el Señor se dirige a nosotros en parábolas... me gusta tu bloc es genial... Se puede publicar e facebook?

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  2. Si se puede, está bien como lo anoto! , no se pierda los próximos capítulos jaja :)

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