domingo, 29 de junio de 2014

José Smith busca la religión verdadera

En Estados Unidos en una época de mucha agitación en cuanto al tema de la religión un joven llamado José Smith inició una búsqueda personal para tratar de determinar cual de las religiones de la época era la verdadera, la familia de sus padres consistía de 11 personas, era una familia cristiana y parte de ella se había unido a la religión Presbiteriana, José por otra parte se afano por observar las creencias y conductas de las distintas religiones, asistiendo a menudo a sus respectivas reuniones, el expresó así sus sentimientos:

"No sabía quién estaba en lo cierto ni quién estaba en el error, pero consideraba que para mí era de fundamental importancia que yo estuviera en lo cierto en los asuntos...que tendrían consecuencias eternas"

Sobre la gran contención que surgió entre la gente debido al tema religioso José dijo:

"Durante el segundo año de nuestra residencia en Manchester, surgió en la región donde vivíamos una agitación extraordinaria sobre el tema de la religión. Empezó entre los metodistas, pero pronto se generalizó entre todas las sectas de la comarca. En verdad, parecía repercutir en toda la región, y grandes multitudes se unían a los diferentes partidos religiosos, ocasionando no poca agitación y división entre la gente; pues unos gritaban: “¡He aquí!”; y otros: “¡He allí!” Unos contendían a favor de la fe metodista, otros a favor de la presbiteriana y otros a favor de la bautista.

En medio de esta guerra de palabras y tumulto de opiniones, a menudo me decía a mí mismo: ¿Qué se puede hacer? ¿Cuál de todos estos grupos tiene razón; o están todos en error? Si uno de ellos es verdadero, ¿cuál es, y cómo podré saberlo?"


                                                                                                                                          [JS-H 1:5,10]


Sin duda esta es una pregunta que aún hasta el día de hoy muchas personas llegan a plantearse, dada la gran diversidad de creencias y religiones que hoy hay sobre esta tierra en la que vivimos, muchos buenos hombres han determinado en su corazón que muchas de las actuales denominaciones se desvían completamente de las creencias y prácticas de la Iglesia que estableció Jesucristo y sus Apóstoles, pero ¿Cómo uno puede llegar a determinar en ese mar de confusión donde encontrar la verdadera religión?

José Smith relató como obtuvo finalmente una conclusión:

"Agobiado bajo el peso de las graves dificultades que provocaban las contiendas de estos grupos religiosos, un día estaba leyendo la Epístola de Santiago, primer capítulo y quinto versículo, que dice: Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.


Ningún pasaje de las Escrituras jamás penetró el corazón de un hombre con más fuerza que éste en esta ocasión, el mío. Pareció introducirse con inmenso poder en cada fibra de mi corazón. Lo medité repetidas veces, sabiendo que si alguien necesitaba sabiduría de Dios, esa persona era yo; porque no sabía qué hacer, y a menos que obtuviera mayor conocimiento del que hasta entonces tenía, jamás llegaría a saber; porque los maestros religiosos de las diferentes sectas entendían los mismos pasajes de las Escrituras de un modo tan distinto, que destruían toda esperanza de resolver el problema recurriendo a la Biblia.

Finalmente llegué a la conclusión de que tendría que permanecer en tinieblas y confusión, o de lo contrario, hacer lo que Santiago aconsejaba, esto es, recurrir a Dios. Al fin tomé la determinación de “pedir a Dios”, habiendo decidido que si él daba sabiduría a quienes carecían de ella, y la impartía abundantemente y sin reprochar, yo podría intentarlo."

                                                                                                                                [JS-H 1:11-13]


Vemos que en la Epístola de Santiago había una promesa explicita de que Dios daría sabiduría en abundancia si uno le pedía, este conocimiento gatillo en José el deseo de preguntarle directamente a Dios mediante la oración, para resolver sus propias dudas en cuanto a la religión.

En la primavera de 1820 el joven José se retiró el solo a un bosque a orar:

"Después de apartarme al lugar que previamente había designado, mirando a mi derredor y encontrándome solo, me arrodillé y empecé a elevar a Dios el deseo de mi corazón. Apenas lo hube hecho, cuando súbitamente se apoderó de mí una fuerza que me dominó por completo, y surtió tan asombrosa influencia en mí, que se me trabó la lengua, de modo que no pude hablar. Una densa obscuridad se formó alrededor de mí, y por un momento me pareció que estaba destinado a una destrucción repentina.


Mas esforzándome con todo mi aliento por pedirle a Dios que me librara del poder de este enemigo que se había apoderado de mí, y en el momento en que estaba para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción —no a una ruina imaginaria, sino al poder de un ser efectivo del mundo invisible que ejercía una fuerza tan asombrosa como yo nunca había sentido en ningún otro ser— precisamente en este momento de tan grande alarma vi una columna de luz, más brillante que el sol, directamente arriba de mi cabeza; y esta luz gradualmente descendió hasta descansar sobre mí.
No bien se apareció, me sentí libre del enemigo que me había sujetado. Al reposar sobre mí la luz, vi en el aire arriba de mí a dos Personajes, cuyo fulgor y gloria no admiten descripción. Uno de ellos me habló, llamándome por mi nombre, y dijo, señalando al otro: Éste es mi Hijo Amado: ¡Escúchalo!"

                                                                                                                                     [JS-H 1:15-17]



Primera Visión de José Smith

Vemos que primeramente el enemigo, Satanás, trato de interferir su oración a Dios, el mismo que Juan dijo que había hecho huir la Iglesia al desierto. Al ver al joven José deseoso de encontrar la verdad sobre la religión aquel ser vio amenazado su reinado de obscuridad espiritual, vemos que su esfuerzo por tratar de desesperar al joven fue al máximo, de modo que el no podía mover su lengua y le pareció que iba a ser destruido, es impresionante el nivel de odio que siente aquel maligno ser hacia aquellos que amenazan su reino y esto era solo el inicio de una largo conflicto en el que Satanás ha intentado destruir la obra de Dios.

Luego de esta espeluznante batalla con el adversario una columna de luz libró al joven José de su enemigo, el entonces vio al Padre y a su hijo Jesucristo, el Padre testificó que Jesucristo era su Hijo Amado, sí, aquel que los judíos habían crucificado y rechazado, era el amanecer luego de la obscura noche de Apostasía, era Dios que hablaba nuevamente al hombre sobre la tierra y muy pocas han sido las ocasiones en que el mundo ha gozado de tan gran privilegio como lo es la visita directa de nuestro majestuoso Padre Celestial y el Señor Jesucristo:

"Había sido mi objeto recurrir al Señor para saber cuál de todas las sectas era la verdadera, a fin de saber a cuál unirme. Por tanto, luego que me hube recobrado lo suficiente para poder hablar, pregunté a los Personajes que estaban en la luz arriba de mí, cuál de todas las sectas era la verdadera (porque hasta ese momento nunca se me había ocurrido pensar que todas estuvieran en error), y a cuál debía unirme.


Se me contestó que no debía unirme a ninguna, porque todas estaban en error; y el Personaje que me habló dijo que todos sus credos eran una abominación a su vista; que todos aquellos profesores se habían pervertido; que “con sus labios me honran, pero su corazón lejos está de mí; enseñan como doctrinas los mandamientos de los hombres, teniendo apariencia de piedad, mas negando la eficacia de ella”.

De nuevo me mandó que no me uniera a ninguna de ellas; y muchas otras cosas me dijo que no puedo escribir en esta ocasión. Cuando otra vez volví en mí, me encontré de espaldas mirando hacia el cielo. Al retirarse la luz, me quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recobrado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “Pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero”. Parece que desde los años más tiernos de mi vida el adversario sabía que yo estaba destinado a perturbar y molestar su reino; de lo contrario, ¿por qué habían de combinarse en mi contra los poderes de las tinieblas? ¿Cuál era el motivo de la oposición y persecución que se desató contra mí casi desde mi infancia?"

                                                                                                                            [JS-H 1:18-20]

Así José llegó a saber que no debía unirse a la religiones de la época y así fue como a medida que transcurrió el tiempo José Smith se convirtió en una poderosa herramienta en las manos del Señor para edificar nuevamente su Iglesia en estos últimos días, previos a la Segunda Venida del Salvador.

No hay comentarios:

Publicar un comentario