"Otros experimentaron vituperios y azotes, y además de esto, prisiones y cárceles;
fueron apedreados, aserrados, puestos a prueba, muertos a espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados y maltratados;
de los que el mundo no era digno, anduvieron errantes por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra."
[Hebreos 11:36-38]
En el Libro de Mormón está el relato del malvado rey Noé. Este rey Noé se deleitaba en una vida desenfrenada, además había impuesto a su pueblo un tributo del 20% de todo lo que poseían, el estableció con esas ganancias injustas a sus malvados sacerdotes, que se "envanecían con el orgullo de sus corazones" [Mosíah 11:5], además construyó elegantes y espaciosos edificios, llenos de cosas finas y un elegante palacio y trono, además edifico una torre muy alta, desde la cual se podía ver toda la tierra alrededor.
El corazón del malvado rey Noé estaba en sus riquezas y pasaba el tiempo con sus esposas y concubinas y se había entregado a ser un bebedor de vino, junto con su pueblo, mientras que sus sacerdotes pasaban el tiempo con rameras.
Tales eran las circunstancias en las que Abinadí, un profeta nefita, fue mandado por el Señor a advertir al pueblo, que debían arrepentirse, el predijo las aflicciones y cautiverio que les sobrevendrían, al oír sus profecías el pueblo se enojó, a tal extremo que quisieron matarlo.
Dos años después Abinadí volvió disfrazado y otra vez les profetizó sobre la cautividad, destrucción y aflicciones que les sobrevendrían porque no se habían arrepentido, adicionalmente les profetizó la muerte del inicuo rey Noé, diciéndoles que su vida se estimaría "igual que un vestido en un horno ardiente" [Mosíah 12:3].
Abinadí fue encarcelado y juzgado por los malvados sacerdotes del rey Noé, pero el respondió a todas las cosas que le preguntaban de manera intrépida de modo que los malvados sacerdotes se llenaron de asombro.
Abinadí ante el rey Noé y sus sacerdotes |
Abinadí les enseño los 10 mandamientos y el propósito de la ley de Moisés, les enseñó que eran símbolos de cosas futuras, de la expiación y redención que realizó el Mesías, les dijo que eso era lo que habían enseñado Moisés y todos los profetas.
No obstante todas las cosas que Abinadí les enseñó sobre Cristo, que sería oprimido y afligido, si Abinadí aún les advirtió que si lo mataban sus palabras serían un testimonio contra ellos en el día del juicio, si aún su propia vida sería un testimonio contra el rey Noé y sus sacerdotes, pero aún así "se lo llevaron y lo ataron; y torturaron su carne con brasas, sí, hasta la muerte." [Mosíah 17:13]
Pero uno de los sacerdotes llamado Alma trató de interceder por Abinadí, porque creyó en sus palabras y se arrepintió de sus pecados, de modo que fue echado de entre ellos, pero pudo establecer la iglesia en los días de este inicuo rey, así la labor de Abinadí de ningún modo fue en vano.
Hoy en día los discípulos del Señor Jesucristo deben estar dispuestos a sacrificar su comodidad, al tratar de obedecer los mandamientos de Dios, muchas veces se encontraran en un solitario camino por el cual los que aman tener una vida desenfrenada en este mundo no están dispuestos a ir, quizá por eso las escrituras se refieren a esa senda como un sendero estrecho y angosto y al camino por el cual van los que no siguen a Dios como un sendero ancho y espacioso.
Siempre se nos enseña que como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, quizá a veces debamos soportar la burla del resto del mundo, tal vez golpes de los que se enojan a causa de nuestra religión, quizás persecución, quizá algunas situaciones en las que el hacer lo correcto nos deje mal parados frente a un mundo que muchas veces justifica a los que no hacen el bien y despoja de sus derechos a los que son humildes seguidores de Cristo, tal como sucedió con Abinadí.